La victoria del Barcelona ante el Copenhague pudo dejar más 
sensaciones negativas en el juego culé que positivas. Es cierto que los 
hombres de Guardiola sumaron tres puntos, vuelven a liderar el grupo y 
encarrilan el pase a octavos, pero lo cierto es que habría que tirar de 
hemeroteca para recordar el último choque aburrido de los de la Ciudad 
Condal y en esta ocasión, la segunda mitad hizo bostezar a todo bicho 
viviente.
De no haber sido por la calidad de Messi y por la falta de categoría 
de los daneses, el símbolo del choque habría sido totalmente distinto y 
los fantasmas podrían haberse instalado en el Camp Nou. La contestación 
fue Messi, precisamente esa es la diferencia entre los grandes equipos y
 los humildes y es lo bueno de contar con jugadores de talla mundial, 
pero dudo mucho que Guardiola terminara satisfecho con el juego de los suyos.
 
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